Autor: Omar Téllez
Vía Cultura Colectiva | Septiembre 4, 2017
El plástico es un invento que facilitó la vida de los seres humanos, pero al mismo tiempo se convirtió en uno de los peores enemigos del medio ambiente, debido a que tarda cientos de años en degradarse.
No sólo es dañino cuando se convierte en basura; también afecta al ambiente el proceso de elaboración, ya que una de las materias primas del plástico es el petróleo. ¿Qué hacer para que el impacto ambiental del plástico no resulte tan dañino y, además, seguir conservando las ventajas de ese material?
Esa pregunta hizo rondó por la cabeza de un equipo multidisciplinario de científicos mexicanos, los cuáles resolvieron la incógnita al desarrollar un bioplástico hecho con cáscaras de naranja que tarda entre 60 y 90 días en degradarse y dejar de ser un peligro para el medio ambiente.
Para lograr esta hazaña, los científicos mexicanos usaron una bacteria llamada Gluconacetobacter xylinus, la cual se reproduce cuando una naranja comienza su proceso de descomposición.
«Hemos encontrado literatura que señala que la producción de celulosa bacteriana se remonta a los años 70. Actualmente se describen diversos usos potenciales de esta celulosa bacteriana; por ejemplo, es utilizada con el fin de restaurar archivos históricos, como un sustituto de las hojas de papel», explicó en entrevista para Conacyt Fernando Vázquez Alaniz, doctor en ciencias adscrito a la Universidad juárez del Estado de Durango y miembro del equipo desarrollador de este plástico. «Sin embargo, a pesar de tener infinidad de usos potenciales en la industria, estos se han visto detenidos por lo costoso que es producirla, debido a que 68 por ciento de su costo neto de producción se atribuye al medio utilizado para cultivar la bacteria».
Esta realidad podría ser muy distinta gracias a que la cáscara de naranja es muy barata; empresas jugueras donaron sus desechos para que los científicos hicieran sus pruebas y, en caso de necesitar comprar esta materia prima, podrína comprar una tonelada por 70 pesos y cada una de ellas sirve para producir 400 kilos de bioplástico.
Vázquez Alaniz explicó que lo que utiliza su equipo de científicos es la capacidad propia de la bacteria Gluconacetobacter xylinus para producir celulosa, llevándola a un medio de cultivo que utiliza la cáscara de naranja como fuente de carbono. De esta manera, reducen el costo de producción, por lo que su objetivo siguiente es aumentar el rendimiento de producción de celulosa mediante una modificación genética de la bacteria.
Foto de portada: San Lucar
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